Ser sincero vale mucho,
por eso considero que debo serlo al presentar esta entrada donde compartiré la
producción “Siete reyes se confiesan y tres historias inéditas”. Podría haber
dicho que fue fácil hacerlo o que me fue bien al lograr escribir confesiones.
La realidad debe ser contada y es que no cumplí con la consigna pedida o me fui
por otro lado. (Creo que el lector se va a asustar).
Los días estaban pasando,
no llegaba la inspiración, hasta que vino de golpe. Una y otra vez pasaba por
mi cabeza la unidad de contenido I de Lenguas Clásicas III: Ejercicios de la
memoria a partir de mitos y leyendas fundacionales, debía elegir personajes que
participaron de las leyendas míticas de Roma, entrevistarlos para rescatar
actos inconfesables y llegar a escribir todo en un libro de confesiones.
Me costó muchísimo, los
días pasaban y yo no sabía cómo hacerlo, qué decir, cómo expresarlo. Por más
clara que era la consigna yo le encontraba algo confuso.
Perdón, creo que estoy revelando
algo que nadie sabía…
Estando en mi casa, me
encontraba con la línea de tiempo de la monarquía romana y fue allí cuando se
me prendió la lamparita y pensé en hacer que los sietes reyes contaran sobre
sus vidas. Inventé historias tristes, cómicas, todo lo que venía a mi mente fue
útil. Luego de haberme dado cuenta que algo no estaba haciendo bien, añadí las
tres declaraciones inéditas de Eneas, Dido y Remo.
Después
de haber pasado un tiempo de quietud pude empezar a trabajar en lo que hoy es
un libro que me da alegría decir que lo hice.
¿Por qué
es una producción para destacar?
Porque pasaron
muchas cosas, desde pensar en cómo iba a presentarla hasta liberarme en mi
escritura y animarme a cambiar. Fue mucho lo que aprendí. Por ejemplo: cuando
pensé en el título, luego hice la caja donde se guarda el libro -nadie se ría-
con tubitos de papel higiénico y cartones, hice las torres donde van cada uno
de los reyes de la monarquía y en el
centro puse siete llaves. También hice una carta para cuando se abriera la
caja, pidiendo por favor que quien lea guarde los secretos allí descubiertos.
Aquí por
el blog sólo compartiré (visible) el Prólogo. Para descargar, subir al inicio
de la entrada y descargar en Confesiones.
Querido lector:
Este es un libro de secretos escondidos
por muchos años. Si antes de abrirlo leíste la carta, entenderás que ya no
puedes volver atrás. No serás el mismo, has abierto una puerta, ingresaste por
ella, estás sumergido en un mundo desconocido.
Ahora tú vida empieza a cambiar.
La mía ha sido completamente diferente
después de haber conocido el otro lado de aquellos hombres y de esa mujer.
Escuchar qué pensaban, qué sentían, las situaciones que vivieron que los
determinó y que nunca se animaron a contar. Ellos me abrieron su corazón para
revelarme sus historias.
Te encontrarás con un poco de todo.
Aquellos que contaron acerca de lo oscuro de sus vidas, que ocultaron cosas que
ningún ser humano quisiera que se conozca, otros que sufrieron, sin poder
manifestarlo. Pasaremos también por declaraciones impensables de estos mortales
y me refiero a cosas que pueden sorprenderte. Uno, no se imagina a personas tan
importantes viviendo situaciones de la
gente común y corriente, pero también conocerás acerca de lo cotidiano de sus
vidas.
De la risa al llanto. Como todo ser
humano, los sentimientos no se pueden ocultar y la capacidad para entender
ambas situaciones es completa. Todos pasamos por ellas.
Llevarás contigo revelaciones que sabes
muy bien que debes guardar en lo más profundo de tu ser hasta el último día de
tu vida. Te preguntarás por qué. Es momento que yo me confiese: Cuando tuve la
posibilidad de llegar a ellos, pasaban por mi mente miles de preguntas, de esas
que todos quisiéramos hacer y que quizá el no animarnos nos lleva a callar.
Pero yo sí me animé, obtuve lo más valioso, la confianza de cada uno.
Todos me hicieron prometer que nunca iba a sacar
a la luz sus confidencias.
Lo prometí, pero no pude. Fue demasiado
para mí. Algunos me encomendaron testimonios muy fuertes que mi mente no pudo
contener.
Es por eso que hoy abriste ese cerrojo y
debes prometerme que tu silencio será mi seguridad. ¡Espero que lo hagas!
No
tengas miedo. Te invito que me acompañes y no me dejes nunca.
Abigail
Nunca me
voy a olvidar el día que presenté las confesiones. Recuerdo a mi profesora llorar
y reírse, sorprenderse, disfrutar lo que había hecho haciéndomelo notar.
También, cuando hablamos de la consigna cómo la había cambiado y viendo el lado
positivo de añadir a la línea de tiempo, literatura sobre los reyes de la
monarquía y sumado a eso saber que mis compañeros de la carrera que están en
camino también lo podrán leer.
Si antes
dije que no se asusten es porque los resultados fueron los que siguen a
continuación:
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